lunes, 29 de noviembre de 2010

Leer Números 11:1 de la Santa Biblia nos lleva a conocer mas a Dios


Por la Familia Mondragon

Números 11:1 dice, Aconteció que el pueblo se quejo a oídos del Señor; y lo oyó Dios, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Dios, y consumió uno de los extremos del campamento.¿Sabes lo que puede causar en una vida el fuego de la ira de Dios? puede, Quemarla, secarla, destruirla, de tal manera que se vuelve árida, desierta, vidas que no tienen nada que dar, es decir estériles y lógicamente sin fruto.
Uno de los enemigos de todo hijo de Dios; es la queja, este comportamiento fue parte de lo que llevo al pueblo de Israel, a vagar y morir en el desierto y que de igual manera, hoy nuestros hogares se están perdiendo de tantas bendiciones a raíz de la queja, y no solo eso, sino que estamos viviendo en derrota.
Vamos al significado de la queja: Significa; Obstinación, Quedarse permanentemente, Detenerse, Orar Inaudiblemente es decir que las oraciones de una persona quejosa no se escuchan en el cielo, y hacen que se detenga en el camino, cuando María y Aaron se quejaron de su hermano Moisés, lean Números 12, ¿quien estaba escuchando lo que ellos hablaban en secreto? fue el mismo Señor de los cielos, y a María, no solo le broto lepra a causa de haber murmurado de su hermano, sino que el pueblo se detuvo por siete días, esperando su recuperación, de la misma manera, cuando nosotros vivimos en nuestros hogares, quejándonos de todo y de nada, el ambiente entre la familia no puede ser de victoria, no puede ser de avance, sino mas bien de estancamiento.
¿Quien quiere estar cerca de una persona que continuamente esta quejándose? Ni siquiera DIOS, pues la queja hace que se cierren sus oídos. ¿Que hay en el corazón del quejoso? Hay falta de gratitud para con Dios. Ana en su cántico en 1ª Samuel 2:7 declara que Dios empobrece, y el enriquece, Abate, y enaltece, el mata y da vida. Es urgente reconocer que nuestro problema no es con las personas o con las circunstancias, nuestro asunto es con Dios, jamás con los que nos rodean, el Salmo 75:6-7 dice, porque ni de oriente ni de occidente, Ni del desierto viene el enaltecimiento. Más Dios es el juez; A este humilla, y a aquel enaltece. Entonces, yo no puedo, ni debo quejarme?
Claro que si, podemos hacerlo, pero el punto es adonde y con quien lo estamos haciendo, de que me sirve a mi hacerlo con mi esposo, o con una amiga, si ellos no pueden hacer nada por mi, probablemente me darán una palabra de aliento, pero jamás podrán darme la solución a mi problema. Dios nos dio la autorización de que le clamáramos por ayuda, que presentáramos todas nuestras cargas, los afanes, con acción de ruego y suplica, es decir venir a su santuario con actitud de humildad, sin hipocresías. El rey David, nos ha dejado una lista ejemplar de cómo eran sus oraciones Por ejemplo el Salmo 142:1-2 dice; Con mi voz clamare a Dios; Con mi voz pediré al Señor misericordia. Delante de El expondré mi queja; Delante de él manifestare mi angustia. recordemos que este hombre constantemente estaba a cuentas con Dios, pues lo conocía y sabia que el Señor era su Padre, su Ayudador, el rey sabia que podía venir confiadamente al trono de su gracia, donde no seria criticado ni juzgado, por que venia para derramar su corazón, delante de aquel que le dio la vida.
Declárale tus inquietudes, tus inconformidades Sin ningún temor, porque cuando conoces a tu Dios, a tu Señor Jesucristo no hablaras a sus espaldas, sino que sabrás que puedes entrar a su casa, sin permiso previo, sin temores y hablarle de frente. Solo aquellos que le conocen, podrán experimentar el deleite de poder derramar su corazón, derramar sus lagrimas, sabiendo que su palabra dice en Mateo 5:4, Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. El secreto para hacer cesar toda queja, es no ver lo que no tenemos, sino dar gracias a Dios por lo que si tenemos y cuando el Señor ve esa gratitud fluyendo de nuestro corazón, las bendiciones se derraman para darnos a cada uno según nuestras necesidades seamos sabios, hagamos cesar toda queja de nuestra boca y por lo tanto del corazón. Se que hoy mismo encontraras por lo menos diez razones para decir Gracias Señor.

No hay comentarios: